lunes, 13 de febrero de 2012

A falta de pan...BAFTA: "La piel que habito" (2011) de Pedro Almodóvar


         A la espera de la entrega de los Premios Goya, con un total de 16 nominaciones, tras no lograr el Golden Globe Award a la Mejor Película Extranjera ("Nader y Simin, Una separación"), y tras no ser seleccionada como representante internacional del cine español de 2011, ya parecía prácticamente visible el fracaso de la última cinta del director manchego. Y es que "La piel que habito", film basado en la novela "Tarántula" del francés Thierry Jonquet, tiene adeptos y detractores, lo que explica su ausencia en los Oscar y su sorprendente victoria en los BAFTA, superando a la gran favorita (favoritísima) "Nader y Simin". Espléndida banda sonora de Alberto Iglesias y reencuentro Almodóvar-Banderas aparte, "La piel que habito" tiene ese nosequé entre peripatético y morboso que atrae, que te sumerge en un mundo de depravación y tortura pseudo-psicológica y visceral, con acercamientos atenuados a la manifestación externa de la paranoia y la obsesión propia de la obra de Darren Aronofsky (taladro en "Pi, fe en el caos", fascitis en "Réquiem por un sueño", planos de heridas en "The Wrestler" "Cisne negro", etc...), fruto de la exteriorización del dolor interno más psico-patológico. Sin embargo, sería completamente incorrecto entrever cualquier conexión o influencia entre el tratamiento que le da Almodóvar a la demostración de la psicología y la constante en el trabajo de Aronofsky. No tienen nada que ver uno con otro, en ningún sentido, únicamente recalcar la importancia que ambos confieren (Almodóvar solo en esta película que se aleja de su modus operandi) a la relación entre fisiología y sufrimiento físico con la interioridad (psicología, personalidad y temperamento). 
   
         Lástima (dirán unos) y por fin (diremos otros), Almodóvar se aleja del cine de autor para adentrarse en su segundo guión adaptado (el primero fue "Carne trémula" en 1997), con la intriga de discernir si el salvajismo argumental de "La piel que habito" se debe a la adaptación del director o al trazo original del autor. Personalmente, leí "Tarántula" únicamente para achacar responsabilidades entre ambos co-autores del delito, uno por escribir la historia, y el otro por darle forma audiovisual. Veredicto: ambos son culpables. Lógicamente la novela, no muy ducha en detalles, marca las pautas a seguir, para Almodóvar darle, posteriormente, un toque satírico, sexualizado/banalizado y ridículo (implantación del personaje Tigre Zeca, la violación, el parentesco...) un tanto propio en él. Aún así, y debido quizás a que Almodóvar no me atraiga lo bastante, es de su obra cinematográfica, el film que más me gusta. Antonio Banderas, que tan, tan, tan poco me gusta y que me cae realmente mal, hace un papel más que convincente, frío y templado a la vez. Demostrando una interpretación muy comedida que estriba a la perfección entre un odio relativamente calmado y premeditado en su ejecución, y una furia insostenible y fugaz en las situaciones imprevistas. Sin embargo, en la Gala de los Goya no sería nada sorprendente que el galardón se lo llevara finalmente José Coronado por "No habrá paz para los malvados" (Enrique Urbizu, 2011).
     
        No obstante, es una película bien trazada, a pesar de sus mal delimitados saltos argumentales, aunque quizás falla en la visión general. Si bien la historia, las situaciones y los personajes eran carne de cañón para hacer un film más psicológico, más insano y emocional, la visión final que confiere la película es la de generar sentimientos poco precisos hacia los personajes, cierto "ridiculismo"en partes concretas del guión, y, a pesar de todo, una carga dramática y un impacto en el espectador mucho más light en cuanto a las relaciones inter personajes. De igual modo, en ciertas escenas (Vicente y Robert en el sótano) se demuestra cómo con espacios más cerrados, tétricos y con menos iluminación el resultado verdaderamente ahonda en lo "pesadillesco" y claustrofóbico, dando un toque visual que se ajusta mejor a las circunstancias. Básicamente, lo visual no sabe adaptarse a la depravación y dolor que impera en los personajes y que maneja las situaciones. Por otro lado, y siendo justos, el argumento y el final de la obra (tanto en su sentido literario como cinematográfico) no es, ni mucho menos, tan salvaje y tremendo como se ha ido diciendo. Muchos libros y películas han demostrado ser más explícitos, duros y aberrantes, tanto en lo meramente visual (Natali, Pasolini, Roth, Hooper...) como en la obsesión y la psicología de la desesperación y la paranoia en su vertiente más extrema y manifiesta (Aronofsky).
                      
         ¿Sabe a poco el BAFTA? No, desde luego que no. Y menos sabiendo el histórico reconocimiento que le han dado los británicos a Almodóvar, todo un director de culto para ellos (atesora cuatro premios BAFTA). Se verá en unos días el resultado de "La piel que habito" dentro de su ámbito, en unos premios que se rinden completamente ante su director más internacional, pero que cuenta en su contra con la politización y la hipotética memoria histórica en su contra, con "La voz dormida" (Benito Zambrano, 2011) y la sensación, sobrevalorada quizás, "No habrá paz para los malvados".

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