(Activo el cronómetro...)
Porque "1984", es y será siempre, uno de mis libros favoritos. Sin duda, el gran exponente de la ficción distópica, con "Un mundo feliz" de Aldous Huxley como máximo competidor y "Metrópolis" (Fritz Lang, 1927) como gran icono cinematográfico de la distopía política. Aviso, no, no voy a hacer un ensayo preciso y detallado de "1984". En primer lugar porque, tendría que volver a leer el libro, pues tiempo ha que lo leí por primera vez. En segundo lugar, para hacer tal proeza, debería cobrar. En tercer lugar, no me sobra el tiempo (aunque algunos digan lo contrario) como para realizar tal colosal cometido ("1984" tiene mucha, mucha carga política, lingüística y cultural). Y, en cuarto lugar, sería absurdo ya que, desde luego, en este blog nadie lo leería. Otra historia sería que lo publicara, pero como estudio Derecho y no filología, filosofía o periodismo, pasarían de mi. Así que, postergo hasta lo indecible mi ambición de hacer un ensayo exhaustivo y preciso de uno de los libros que más me fascinan.
Supongo que muchos de vosotros lo habréis leído, y coincidiréis conmigo en que, a pesar de todo, es un libro muy actual, ya que muestra problemas que, si bien ocurrieron realmente después de publicarse el libro, puede que llegue el día, fanatismo mediante, que acabemos así si no se dota a la moral y la razón como fuerza preponderante de la legalidad y la opinión pública, es decir, públicamente manipulada. Orwell, izquierdoso por convicción, pudo ver como, una vez publicada la novela, el sistema autoritario de Stalin realizaba prácticamente las mismas salvajadas que describía en el libro. Por otro lado, el concepto de Gran Hermano, neolengua y crimental me llaman especialmente la atención. Si bien, lo que nunca acabé de entender es el porqué de considerar como negativo e inhumano la abstinencia sexual entre los creyentes miembros del Partido. Precisamente, si tenemos en cuenta que lo hipotéticamente natural y des-politizado, es decir, lo que es bueno al ser contrario a los dictados del Partido que realmente suprimen la razón y el desarrollo de la libre personalidad, es la práctica de la promiscuidad sexual (relación entre Winston Smith y Julia). Se trata de otorgar al ser humano, en estado de naturaleza filosóficamente anárquica, un deseo enfermizo e inmoral que se aleja de la realidad, mecanizando algo que en realidad envilece con su práctica automatizada. Por otro lado, la corrección de la promiscuidad en contraposición con la prohibición de prácticas sexuales, supondría la entrada de facto de los dictados políticos en la moralidad de sus discrepantes. Pero esto sería algo largo de debatir (que, en realidad, es lo que se pretende).
Os dejo a continuación la frase que más me gustó, y seguramente será la más conocida. Se trata de la definición de Libertad que escribió Winston Smith estando preso.
"El Partido os decía que negaseis la evidencia de vuestros ojos y oídos. Ésta era su orden esencial. El corazón de Winston se encogió al pensar en el enorme poder que tenía enfrente, la facilidad con la que cualquier intelectual del Partido lo vencería con su dialéctica, los sutiles argumentos que él nunca podría entender y menos contestar. Y, sin embargo, era él, Winston, quien tenía razón. Los otros estaban equivocados y él no. Había que defender lo evidente. El mundo sólido existe y sus leyes no cambian. Las piedras son duras, el agua moja, los objetos faltos de apoyo caen en dirección al centro de la Tierra... Con la sensación de que hablaba con O'Brien, y también de que anotaba un importante axioma, escribió:
La libertad es poder decir libremente que dos y dos son cuatro. Si se concede esto, todo lo demás vendrá por sus pasos contados."
(...Detengo cronómetro. Tiempo total: 9 minutos 46 segundos. ¿Os parece mucho?)
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